Aprender a gestionar las emociones redes

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Cómo gestionar las emociones de forma positiva

Las emociones negativas, como el miedo, la tristeza y la ira, son una parte básica de la vida y, a veces, nos cuesta saber cómo manejarlas con eficacia. Puede ser tentador actuar de inmediato sobre lo que se siente, pero eso a menudo no arregla la situación que causó las emociones. De hecho, puede dar lugar a más problemas con los que lidiar en el futuro.

La negación es cuando una persona se niega a aceptar que algo va mal o que puede necesitar ayuda. Cuando la gente niega que tiene sentimientos problemáticos, esos sentimientos pueden acumularse hasta el punto de que la persona acabe "explotando" o actuando de forma perjudicial.

El retraimiento es cuando una persona no quiere estar cerca de otras personas ni participar en actividades con ellas. Esto es diferente a querer estar solo de vez en cuando, y puede ser una señal de advertencia de depresión. Algunas personas pueden retraerse porque estar con otros requiere demasiada energía, o se sienten abrumados. Otras pueden retraerse porque creen que no les gustan a los demás o que no quieren estar cerca de ellos. En algunos casos, las personas que tienen comportamientos de los que se avergüenzan pueden retraerse para que los demás no se enteren de lo que hacen. Pero el retraimiento conlleva sus propios problemas: soledad extrema, incomprensión, ira y pensamientos distorsionados. Necesitamos interactuar con otras personas para mantenernos equilibrados.

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¿Cómo se llama cuando no puedes controlar tus emociones?

¿Qué es la desregulación emocional? La desregulación emocional se refiere a la incapacidad de una persona para controlar o regular sus respuestas emocionales ante estímulos provocadores.

¿Por qué no puedo regular mis emociones?

Ser incapaz de controlar las emociones puede ser temporal. Puede estar causado por algo como una bajada de azúcar en sangre o el agotamiento por falta de sueño. Sin embargo, algunas personas experimentan una incapacidad constante para controlar sus emociones debido a una enfermedad crónica.

Estrategias de gestión emocional

Antecedentes Es normal que los médicos experimenten una serie de emociones cuando interactúan con pacientes enfermos y sus familias.    Aunque las emociones positivas, como la alegría y la satisfacción, rara vez son problemáticas, las emociones negativas, como la ira o la tristeza, pueden interferir en su capacidad para comunicarse con empatía o incluso para proporcionar una atención médica adecuada. Este Fast Fact se centra en las respuestas emocionales de los clínicos a la atención de los pacientes.    Consulte los Hechos Rápidos nº 59, 167-170 y 172 para obtener más información sobre la respuesta a la ira, el agotamiento del clínico y los límites profesionales.

Fuentes de emoción Algunas de las emociones que experimentamos son reacciones directas a lo que el paciente está diciendo o haciendo (por ejemplo, un paciente enfadado puede desencadenar nuestra propia ira). Las emociones difíciles también pueden surgir cuando los pacientes no actúan de la manera que nos gusta (por ejemplo, sentirse frustrado cuando un paciente no toma la medicación según lo prescrito).    Podemos sentirnos tristes, impotentes o incluso culpables cuando no podemos evitar que un paciente siga enfermando o muriendo. También podemos experimentar emociones desencadenadas por nuestras propias experiencias pasadas, como un paciente que nos recuerda a un familiar (por ejemplo, pena, añoranza).

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Gestión de las emociones en el trabajo

Esta página le ayuda a reconocer y comprender sus propias emociones, y le explica por qué a veces son tan fuertes. Ofrece algunas ideas prácticas sobre cómo puede gestionar sus propias emociones para poder utilizarlas y aprovecharlas, pero sin estar totalmente gobernado por ellas.

Hay varias maneras de saber cómo se sienten los demás, pero sobre todo observando lo que dicen y cómo se comportan, incluido su lenguaje corporal. Las investigaciones sugieren que más del 80% de la comunicación es no verbal, es decir, proviene del lenguaje corporal y la expresión facial. A muchos de nosotros no nos gusta hablar de nuestras emociones, sobre todo si son realmente importantes para nosotros, por lo que tienden a expresarse aún más en nuestro lenguaje corporal. Para más información, consulte nuestra página sobre la comunicación no verbal.

Las emociones no se controlan conscientemente. La parte del cerebro que se ocupa de las emociones es el sistema límbico. Se cree que esta parte del cerebro evolucionó bastante pronto en la historia de la humanidad, por lo que es bastante primitiva. Esto explica por qué una respuesta emocional es a menudo bastante sencilla, pero muy poderosa: quieres llorar, huir o gritar. Es porque estas respuestas se basan en la necesidad de sobrevivir.

Ejemplos de gestión emocional

Las emociones son una parte normal de la vida cotidiana. Nos sentimos frustrados cuando estamos atrapados en el tráfico. Nos sentimos tristes cuando echamos de menos a nuestros seres queridos. Podemos enfadarnos cuando alguien nos decepciona o hace algo que nos perjudica.

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Aunque esperamos sentir estas emociones con regularidad, algunas personas empiezan a experimentar emociones que son más volátiles. Sienten subidas y bajadas, y estos picos y valles empiezan a afectar a sus vidas. Los individuos que experimentan emociones intensas pueden encontrarse tranquilos en un momento y luego tristes o enfadados al siguiente.

Aunque cualquiera de nosotros puede tener momentos en los que nuestras emociones se descontrolan, a algunas personas les ocurre con regularidad. Sus emociones, que cambian rápidamente, pueden hacer y decir cosas de las que luego se arrepienten. Pueden dañar las relaciones o perjudicar su credibilidad ante los demás.

Puede haber varias razones para que alguien pierda el control de sus emociones. Pueden estar genéticamente predispuestos a estos cambios rápidos. Puede que nunca hayan visto un buen modelo de regulación emocional ni hayan aprendido las habilidades necesarias. Pueden perder el control cuando experimentan desencadenantes de situaciones negativas que sucedieron en el pasado. También puede haber cambios físicos que hagan que una persona pierda el control de sus emociones, como el agotamiento o una bajada de azúcar en sangre.

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